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Las señales de los tiempos

Del número de abril de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Medical Evangelist


Recordando a los cristianos la razón de su existencia, Cristo Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra: pero si la sal hubiere perdido su sabor, ¿con qué será ella misma salada? No sirve ya para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres” (Mat. 5:13).

La función de la sal es conservar, dar sabor y sazón a lo que de otra manera... se detereoraría y se echaría a perder. Imparte gusto, sabor y hace apetitoso el alimento que sin sal sería insípido y desabrido. Para que surta su efecto, la sal debe entrar en contacto con lo que ha de beneficiar. Su utilidad depende de su asociación con otras cosas. Hay que bajarla de su puesto en el armario de la despensa y aplicarla al alimento. Sin aplicarla no justificaría su mérito. Una vez aplicada, ya no llama la atención a sí misma sino que mejora el valor, el mérito y la excelencia de aquello con que entra en contacto. Laborando en silencio por salvar y preservarlas cualidades de otros productos alimenticios, la sal no sólo justifica su mérito sino su existencia también. ...

De igual manera los cristianos, individual y colectivamente, deben ejercer una influencia salvadora y preservativa sobre los demás. Su tarea consiste en mejorar el gusto moral de todos aquellos con quienes entren en contacto. Lo cual se efectúa, no con vana profesión de fe, sino aplicando individualmente todas las gracias y virtudes cristianas. Características como el amor, el gozo, la paz, paciencia, ternura, bondad, fe, humildad, temperancia, honradez, veracidad y pureza tienen que ser demonstradas y aplicadas ante los hombres. ... En palabras escriturales, “Tened en vosotros mismos sal,” y “En toda ofrenda tuya ofrecerás sal.” Todo acto de quien profese ser cristiano debe ser de naturaleza salvadora y preservativa si ha de beneficiar a aquellos con quienes se asocie. A efecto de ser “la sal de la tierra,” el cristiano debe poseer su vida la sal del universo —¡ la vida y la rectitud de Cristo Jesús!

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